Hasta fines de los años 90 se visualizaba a las vacas lecheras como productoras de leche y carne y no se consideraban otros “productos” que las vacas también liberan al medio ambiente, aunque no se integran a ningún mercado formal.
Entre ellos encontramos al metano (CH4), gas producto de la digestión anaeróbica que ocurre en el tracto gastrointestinal del rumiante y liberado directamente a la atmosfera.
Así también como otros nutrientes excedentarios de sus requerimientos, como el Nitrógeno excretado por la orina y bosta y parcialmente transformado en el suelo a nitratos y óxido nitroso.
Actualmente interesa la estimación de estos gases porque contribuyen a los llamados Gases
de Efecto Invernadero (GEI) provenientes del sector pecuario.
Adicionalmente el Nitrógeno excretado es potencial contribuyente como contaminante de
aguas superficiales y profundas, al ser transformado en el suelo a su forma de Nitrato
(N2O4), un producto muy soluble y por consiguiente muy móvil disuelto en agua y con alto
poder eutroficante.
El otro nutriente que puede ser excretado en cantidades importantes por las vacas lecheras
es el Fósforo, bajo la forma de fosfatos, que si bien son muy poco solubles y por lo tanto son
poco móviles en el suelo, igualmente pueden tener un efecto contaminante de aguas
superficiales al ser arrastrado junto a suelo por la erosión pluvial.
Este mineral es más conocido por su uso como fertilizante, pero también es un nutriente
importante en las dietas de las vacas lecherEvaas y también tiene poder eutroficante de aguas
superficiales.
Estos tres elementos tienen la particularidad de que la cantidad liberada al ambiente
está muy asociada al tipo y cantidad alimentos que consumen las vacas.
Por esta razón se entendió que podría ser útil a los usuarios de Benpromin, visualizar una
estimación cuantitativa de la excreción de estos tres elementos en función de las dietas
evaluadas.
Adicionalmente, para el caso de los gases Óxido Nitroso y Metano se presenta su efecto
aditivo como Anhídrido Carbónico Equivalente, siguiendo las recomendaciones del
Intergovernmental Panel on Climatic Change del año 2006.